Paul Roessler es uno de los nombres fundamentales en el punk de Los Ángeles. Pasó por grupos que esquivaron las etiquetas y lograron correrse de la norma que imponía el género. The Screamers desarrolló su sonido al reemplazar las guitarras por sintetizadores, y 45 Grave fundó las bases del death rock. En el medio fue músico de Nina Hagen, Nervous Gender y tuvo un proyecto junto a su hermana Kira Roessler, bajista de Black Flag. También estuvo muy involucrado con The Germs, al tener una fuerte amistad con Darby Crash.
Esta entrevista fue hecha con el fin de recolectar información para el libro Escucho un mundo nuevo: Diálogos entre el rock británico y estadounidense, que será prontamente publicado por Dobra Robota Editora.
Ariel Pukacz: The Screamers tiene su sonido basado en el uso de sintetizadores. Algunos años antes apareció Suicide en Nueva York con una aproximación similar en cuanto a la instrumentación. ¿Estaban al tanto de la existencia de este grupo?
Paul Roessler: Yo no fui un miembro fundador de The Screamers, me sumé al año. Honestamente, creo que estaban al tanto de la existencia de Suicide, pero no podría darte una buena respuesta sobre esto.
AP: Yo siempre sentí que The Germs fueron una de las bandas precursoras del hardcore. Canciones como «We must bleed» tienen el espíritu de lo que Black Flag desarrollaría al tiempo. ¿Qué opinión tenés vos?
PR: Estoy totalmente de acuerdo con vos, realmente. He visto a Greg Ginn entre la audiencia de los shows de The Germs. No soy un historiador así que no tengo del todo claro cómo comenzaron las cosas. Creo que Ramones formularon el hardcore en algún sentido al tocar súper rápido, también con bandas de Orange County como Middle Class impulsaron la velocidad. Pero volviendo a The Germs, hay algo en la manera de tocar la guitarra de Pat Smear que fue muy influyente. Black Flag es una de las bandas más influyentes porque giraban sin parar, muchas bandas de Los Ángeles salían a hacer tours. Black Flag creó las redes alrededor de todo el país, incluyendo a las radios universitarias.
AP: ¿Comenzaste a tocar con 45 Grave al mismo tiempo que lo hacías con The Screamers?
PR: The Screamers comenzaron a trabajar en una película y dejaron de dar shows, el último fue en 1979. Me sumé a Nina Hagen al terminar con the Screamers, en 1980.
AP: ¿Ella vivía en Los Ángeles en ese entonces o tuviste que mudarte a Nueva York?
PR: Ella estaba en Los Ángeles y después me mudé a Nueva York, donde armamos el proyecto. Giramos por Europa y grabamos el disco NunSexMonkRock.
AP: 45 Grave fue etiquetada como una banda de “death rock”. ¿Cómo te sentís con esa etiqueta?
PR: Creo que 45 Grave creció orgánicamente. Había una banda llamada The Consumers que se separó. Su guitarrista, Paul Cutler, empezó otro proyecto y sumó a Dinah Cancer, que jamás había cantado en su vida, era muy joven. Ella es la que incluyó los elementos de death rock. El death rock fue un mote que vino después, pero creo que el surgimiento se dio muy naturalmente. No sé si otros grupos estaban haciendo algo así en ese entonces, The Misfits lo hicieron por un tiempo pero no estaba muy involucrado con su música. Lo que tuvo de genial 45 Grave, al igual que The Germs, es que desarrollaron una imagen y grandes composiciones, que musicalmente eran interesantes.
AP: ¿Y qué opinión tenés de Christian Death, la banda que hizo Rozz Williams con una estética similar?
PR: Surgieron un tiempito después. Eran bastante chicos y ensayaban y querían armar un grupo, después Rikk Agnew ingresó al grupo y creo que Rozz y Rikk tenían mucho potencial.
AP: ¿Estabas al tanto de lo que pasaba con los grupos británicos que se popularizaron como goth rock? Me refiero a bandas como Siouxsie & The Banshees, Bauhaus, Joy Division. Tenían un sonido diferente pero había una estética en común.
PR: Creo que 45 Grave era más cercano a The Germs, las canciones eran rápidas y con mucha guitarra. El sonido evolucionó rápido, era bastante diverso. Si escuchás canciones como «Wax», «Black Cross» o «Concerned Citizen», Paul Cutler tenía un estilo muy personal que se fue desarrollando en las canciones. Por ahí había una conexión con Siouxsie & The Banshees, la gente los piensa como una banda gótica, pero creo que eso tiene más que ver con su vestuario e imagen. Su música era bastante diversa y exploraban diferentes cosas. Algunos llaman a The Cure una banda gótica, pero la verdad es que hicieron de todo, hay un gran abanico de sonidos en su música. La gente creativa explora posibilidades.
AP: Una de mis canciones favoritas es «Riboflavin», al final rendís tributo a Iron Butterfly, una de las pocas bandas estadounidenses que coquetearon con el prog rock, género que vos escuchaste antes del punk. ¿Por qué creés que el rock progresivo no pudo desarrollarse con fuerza en Estados Unidos?
PR: Creo que el prog rock es en algún punto lo mismo que el punk rock. El rock ‘n’ roll comenzó y evolucionó. Los músicos llevaron las cosas a otros caminos. Podés escuchar cosas progresivas incluso en The Beatles, en canciones como «Happiness is a Warm Gun», que tiene métricas complejas y cambios de tonalidad. A mediados de los setenta estaba la sensación de que el rock había terminado, no había a dónde ir. Siempre hay algún visionario que encuentra otra dirección, creo que eso fue el rock progresivo a partir de 1968: buenos músicos que intentaban hacer rock ‘n’ roll de una manera más compleja. Era gente experimentando, intentando cosas nuevas. Bandas como Emerson, Lake and Palmer, Yes o King Crimson llevaron todo lo más lejos que pudieron. Creo que lo interesante del rock progresivo fue que había involucrada gente muy abierta y con ganas de experimentar, cuando apareció el punk fue otro tipo de experimentación en una dirección opuesta.
AP: De todas maneras siento que hubo bandas británicas con mucha más influencia en Estados Unidos que los grupos progresivos, como por ejemplo David Bowie.
PR: En algún sentido Bowie fue muy progresivo. Su manera de experimentar venía de diversos lugares, del teatro, la filosofía. Unió ambas cosas en un contexto de rock. La raíz del prog rock es lo progresivo, Bowie intentaba generar una progresión, lo mismo pasa con Roxy Music y Brian Eno. Lo hicieron de una manera diferente a Robert Fripp o Keith Emerson. Lo que siento es que se preocuparon demasiado en hacer las cosas con una complejidad que a la larga ya no tenía qué decir con esa aproximación. El género quedó trabado y gente como Bowie, o incluso Pat Smear, intentaron ver su rol en una nueva dirección. En el punk pasó exactamente lo mismo, The Deadbeats tenían una influencia directa de Zappa. El punk no tiene por qué ser simple, se trata más de una actitud.
AP: De hecho tu banda, The Screamers, hizo punk rock con una instrumentación opuesta a la norma.
PR: No puedo pensar en una banda más experimental que The Screamers en ese sentido dentro del punk. Sin embargo, lo que hacíamos era mínimo, muy simple. Pero fue muy diferente, rompimos muchas reglas. A mediados de los setenta había muchas reglas y la gente que se involucró con el punk se propuso a ver cuántas reglas podían romper. Brian Eno, en discos como Here Come the Warm Jets, son súper progresivos y a la vez súper punk.
AP: Él estuvo muy involucrado con el punk neoyorquino, sobre todo con el No Wave. ¿Hubo bandas en Los Ángeles con una aproximación así de lateral?
PR: Mucha gente consideró a Nervous Gender, uno de mis grupos, como una banda de “synth punk”, al igual que a The Screamers. Nervous Gender en vivo era bastante No Wave. De todas formas había mucha variedad en el No Wave, bandas como Teenage Jesus and the Jerks o The Contortions. Si me agarro del No New York es difícil pensar alguna banda de Los Ángeles que hiciera algo así. En algún punto The Minutemen, en algunos momentos.
AP: The Screamers jamás hizo un registro discográfico formal; en cambio quisieron hacer una película. ¿De qué iba? ¿Era una ficción, un recital, un documental?
PR: Era una película muy mala.
AP: ¿Qué pasó con eso?
PR: La película fue terminada. Desde el principio The Screamers quiso ser más que una banda. Quería ser una productora, hacer películas, hacer algo más grande que ser solo una banda. La idea es un poco como la que tuvo Public Image Limited. Ellos también hablaron mucho de ser una corporación, como empresarios fueron desastrosos. Su intento de ser una corporación que hacía música fue un fracaso, pero por accidente hicieron una gran banda. Fue una gran banda pero no una gran empresa. Lo mismo sucedió con nosotros.
AP: ¿Qué pasó con ustedes?
PR: Simplemente teníamos muchas ideas que no se pudieron desarrollar y duró lo que tuvo que durar. The Screamers. Por suerte pudimos desarrollarnos por separado. K.K. Barrett fue director de arte de muchas películas, algunas de Sofia Coppola y de los hermanos Coen, fue nominado a los Oscars. Tomata fue un pintor, fue muy serio sobre eso. Siento que pasó lo mismo con The Germs, no creo que hubiesen podido hacer un segundo disco, tampoco The Weirdos, pese a ser una banda mágica y perfecta.
Muchas bandas punk fueron conceptos de un solo disco, como proyectos artísticos y no verdaderas bandas de músicos. Hicieron un disco clave en el que dijeron todo y tuvieron que buscar otro tipo de expresiones. Lo mismo con The Sex Pistols, jamás podrían haber hecho un segundo álbum.
AP: Eso es lo fantástico de PiL, fue un concepto completamente diferente al de Sex Pistols, no hay una continuidad orgánica. Es un comienzo de cero.
PR: Lydon es brillante. Los tres primeros discos son grandiosos. Es asombroso los proyectos diferentes e influyentes que hizo. Leí una de sus autobiografías y puede ser un poco extenuante porque es una persona compleja, pero artísticamente es maravilloso.