Durante la Segunda Guerra Mundial los estadounidenses le dieron el nombre de Killroy al soldado desconocido, haciendo graffitis en los sitios más recónditos de la guerra. “Killroy was here” se convirtió en un grito anónimo entre los soldados, y tuvo sus versiones en Gran Bretaña (Mr. Chad) y Australia (Foo). Jack y Odile, los protagonistas de «Chica de oficina» de Joe Meno, lo doblegan a un nuevo campo de batalla, la ciudad de Chicago, contra la que luchan, para evitar el aburrimiento y la alienación. Lo renombran como Alphonse F, a quien le adjudican un fanzine con Polaroids eróticas como parte de una conspiración artística terrorista contra el aburrimiento y el pop.
Los protagonistas están solos y perdidos, pero sus problemas no son producto de la adolescencia tardía sino que son reales: Jack tiene veinticinco años y se acaba de divorciar y graba el sonido de la ciudad y arma un collage narrativo, mientras que Odile lidia con un hombre casado y trata de conseguir paz emocional. Ambos andan en bicicleta, se aburren y trabajan en el área de ventas telefónicas de Muzak, una empresa que vende música para espacios públicos como ascensores, salas de espera y shoppings.
Por el carácter descreído e impredecible de los protagonistas, «Chica de oficina» podría sentirse ligado a la Alt lit, ese movimiento nuevo en el que Internet es la herramienta sobre la que giran todas las obras. Pero Joe Meno plantea un escenario diferente: su novela sucede en la Chicago de 1999, Internet apenas tiene voz y voto en la historia. Si bien su guiño pop surge de las referencias musicales, son solo breves pinceladas para definir y dar carácter a los personajes, sin caer en la melomanía onanista de Nick Hornby (aunque a los nerds nos dan ganas de que se mencionen algunas bandas que dio la ciudad por esos años). El otro guiño a los noventa que puede llegar a plantear el texto es desde el movimiento artístico/terrorista anti consumo que fundan Jack y Odile, basado en el caos arbitrario y sin sentido, que recuerda a la Sociedad Cacofónica a la que pertenecía Chuck Palahniuk y en la que se basó para el Proyecto Caos de «El club de la pelea».
«Chica de oficina» es una historia de amor nihilista que plantea la imposibilidad de conocer a otro y dejar de sentirlo un extraño. En 1999 el discman seguía de moda y los celulares eran un lujo. Jack y Odile se manejan solo por primitivos mails, con links a cosas diminutas, como plantean en su manifiesto artístico combativo.
«Chica de oficina» retoma algunos recursos que utilizó Jonathan Safran Foer en su novela «Todo fuerte, tan cerca» (que sucede luego de la destrucción de las Torres Gemelas, casi opuesta a la de Meno, que es inmediatamente previa), como el uso de fotografías (de Todd Baxter), y logró así despegar a los personajes del papel, dándoles otra dimensión, dejando huellas de su vida de manera casi documental. Y los bordes del libro, plagados de dibujos (hechos por Cody Hudson), torpes, a mano, como los que uno hace cuando habla por teléfono, como los que los protagonistas seguro hacían mientras hablaban por teléfono, aburriéndose en su trabajo, vendiendo discos de Muzak.
Joe Meno propone dos títulos alternativos o subtítulos, que en conjunto articulan una especie de sinopsis de la historia: “Bohemios” o “Jóvenes en bicicleta haciendo cosas inquietantes”. Cada fragmento de texto está acompañado con un titulo que anticipa o postula una situación. Lejos de darnos todo deglutido, ayudan a que la novela avance, rápido, como subida a una bicicleta, por la nieve, pero, a diferencia de la vida de sus protagonistas, hacia un lugar claro y definido.
Joe Meno es un hallazgo de Editorial Párpika, hasta ahora inédito en español: nacido en 1974 es un escritor que logra mezclar la literatura con otras artes, como la música y el cine. Tiene un background de información notorio que se ve en la obra de manera sutil, sin querer tomar protagonismo desde la erudición. Por último, algunos datos de la edición que merecen ser mencionados: la ilustración corrió a cargo de Lucas Robert, el diseño es de Luz Riegelhaupt y la lujosa traducción fue hecha por Virginia Higa.
BONUS TRACKS: Muzak existe, es una empresa dedicada a la música de espacios públicos. Compartimos uno de sus discos de música de ascensores.
Joan Of Arc es una banda experimental de Chicago, vienen del grupo de hardcore Cap’n Jazz. Este disco se titula Live in Chicago 1999, funciona casi como banda sonora del libro.
Por último, el Original Soundtrack hecho por Páprika para disfrutar en Spotify, con todas las bandas y canciones mencionadas en el libro: desde Suicide y Half Japanese hasta Miles Davis.