Una vez John Cassavetes (1929-1989) le dijo a su padre, un griego que había emigrado a Estados Unidos, que no quería ir a la universidad y que pensaba convertirse en actor. Su padre lo miró y le respondió: “Es un trabajo muy noble. Pero ¿sabes cuánta responsabilidad conlleva? Vas a tener que ser sincero con la naturaleza humana de cada uno de tus personajes”. Eso es precisamente lo que hizo durante toda su carrera, no solo como actor, sino también, y principalmente, en cada uno de los films que escribió y dirigió.
El cine de Cassavetes implica una ruptura radical con la tradición de Hollywood. Luego de su primera obra, Shadows, que llevó a cabo independientemente y que comenzó como un ejercicio de improvisación, hizo algunas películas para las grandes productoras, pero la experiencia fue terrible para él: no podía interesarle menos lidiar con las ideas de los productores y jefes de departamentos. Entonces decidió volver a financiar él mismo sus películas, como lo había hecho en un principio. A partir de entonces llevó a cabo su producción con una independencia rigurosa, filmando cuando tenía dinero, trabajando con actores no profesionales y con gente cercana (su mujer, Gena Rowlands, sus amigos, Peter Falk, Ben Gazzara y Seymour Cassel). Su cuarta película, Faces, fue financiada con el dinero que ganó actuando en cinco producciones de Hollywood y filmada en su propia casa. Solía conseguir las cintas y el equipamiento por medio del sistema de crédito. Realizó A Woman Under the Influence con la plata de la hipoteca de su casa y con préstamos de familiares y amigos.
Es habitual que en sus películas las escenas corten en medio de una frase, o que por momentos la cámara pierda el foco, y muchas veces el final parece un corte abrupto antes que una conclusión. A Cassavetes no le importaba la belleza de la fotografía sino el sentimiento y la emoción de las personas. Sus películas alcanzan una intensidad y una visceralidad tan ajenas al cine que el espectador se siente como un intruso accidental en la intimidad de los personajes.
Su tema principal es el amor, su exceso, su falta, su necesidad. Sus personajes no son perfectos ni heroicos, sino contradictorios, ambiguos, vulnerables, ridículos e impredecibles. Le interesa la debilidad de los fuertes y la fuerza de los débiles. En contra del modo en que Hollywood suele representar a las mujeres, los personajes femeninos de Cassavetes son profundos y misteriosos. Suelen amar demasiado y expresar ese exceso. Sus personajes masculinos casi siempre son emocionalmente torpes y les resulta embarazoso mostrar sus sentimientos. Lo central en el cine de Cassavetes es el individuo: cada personaje, sea principal o absolutamente secundario, es presentado como un ser único y complejo.
Su filmografía completa consta de doce películas: Shadows (1959), Too Late Blues (1961), A Child is Waiting (1963), Faces (1968), Husbands (1970), Minnie and Moskowitz (1971), A Woman Under the Influence (1974), The Killing of a Chinese Bookie (1976), Opening Night (1977), Gloria (1980), Love Streams (1984) y Big Trouble (1986).
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