I – 1972, California
Bobby Brown es un muchacho joven. Es rubio, es atlético, es californiano. Si lo viéramos en una película apostaríamos a que piensa en surfear y en ver chicas en bikini tostándose al sol. Probablemente piensa en esas cosas, pero en su cabeza también hay otros proyectos más ambiciosos y muchísimo más delirantes. Por ejemplo, la construcción de una suerte de mega-instrumento universal, o el desarrollo de una teoría científica novedosa y revolucionaria orientada a la unión de todas las religiones. Estos proyectos confluyen en su extrañísimo primer disco, The Enlightening Beam of Axonda, publicado en 1972 a través de su propio sello, Destiny Records.
De su música se ha dicho que combina elementos de la exótica, del raga de la India, del new age, del folk, de la música eminentemente rítmica africana, o que hace pensar en la época más experimental de Tim Buckley. Todo eso es cierto y también es insuficiente. Esta mezcla de músicas tiene que ver con la variedad de instrumentos que toca. En su orquesta universal de un solo hombre, como Bobby la llama en la contraportada de Axonda, hay, entre otros, arpa celta, sitar, cítara, kalimba, dulcimer, koto, instrumentos de viento y de percusión. Los bajos los toca con los pies, y lo que suena como un theremin es en realidad su voz, que según anota el músico en la contraportada, maneja un registro de seis octavas, “posiblemente el mayor registro jamás grabado”. Entre los alrededor de 50 instrumentos suman un total de 311 cuerdas. Bobby los coloca en estantes sobre una estructura metálica de manera que ocupen el menor espacio posible, lo transporta en su van y viaja por las playas tocando. Armar y afinar este instrumento “primitivo, contemporáneo, futurista”, como él lo llama, le lleva alrededor de tres horas.
En las letras de las canciones y en los fragmentos narrativos intercalados entre ellas, Bobby cuenta la historia de Johnny, un muchacho de Hawai que, después de terminar el secundario, siente un fuerte deseo de recorrer el mundo, y aunque le duele abandonar su casa y a su novia Bryn, emprende el viaje. Este se transforma en un viaje espiritual, y Johnny se pregunta acerca del propósito de la vida y su verdadero significado, se interesa por lo que los predicadores de las distintas religiones tienen para decir y trata de aprender de todos ellos. Eventualmente, en el final de este viaje espiritual, luego de pasar por Nueva Orleáns y de internarse en un bosque, Johnny entra en contacto con el dios-máquina Axonda y su rayo lo ilumina, revelándole el futuro de la humanidad: la reconciliación de todas las religiones y la fusión de la humanidad en una divinidad única y pura.
En la contraportada Bobby dedica un párrafo a la historia que relata el disco: “una contribución original al campo de la religión y la ciencia basadas en la física – según mi conocimiento todavía no descubierta por otros humanoides – más revolucionaria que las revelaciones de Einstein de la física newtoniana – la aplicación de esta física puede quizás [de hecho] llevar al cambio más significativo en la historia de la humanidad (además de la unión religiosa total)”.
Más abajo, Bobby transcribe unas frases del beach boy Carl Wilson acerca de su música: “es lo único nuevo”, “está muchos, muchos años adelantado a su tiempo”, “es totalmente increíble – pero nunca va a vender”. Da al oyente indicaciones de cómo ecualizar el reproductor a la hora de escuchar el disco (los agudos muy altos, los graves muy bajos) y ofrece su dirección exacta y su teléfono por si alguien lo quiere contratar para conciertos, fiestas o casamientos. Firma la mayoría de las copias.
En la portada Bobby nos mira desde el centro de su orquesta de 50 instrumentos. Es el atardecer de un día en la playa, el sol se pone en el horizonte. Bobby está descalzo y en musculosa, y tiene a su perrita en brazos.
Luego pasan seis años. Bobby Brown abre un concierto de Fleetwood Mac y graba su presentación para editarla como disco en vivo. Después de tocar escucha la grabación, pero no queda satisfecho, o porque el sonido no es nada bueno, o porque el ruido del público no deja escuchar la música. Carga su orquesta en la van, se va a la playa, y dentro de la camioneta, con su perro como única audiencia, graba su segundo disco, Live.
En 1982 publica su tercer y último LP, Prayers of a One Man Band. Al igual que los dos discos anteriores, lo publica a través de su sello Destiny Records. La portada, prácticamente igual a la de Axonda, es una foto de la misma sesión, pero esta vez en azul y blanco, y sin su perro.
Después no se sabe más nada de él.
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